Franz Peter Schubert nació en Viene el 31 de enero de 1797. Fue un compositor austríaco, considerado uno de los continuadores del Romanticismo musical. 
Hijo de una familia humilde, fue el duodécimo de trece hermanos. Su padre era un profesor de escasos ingresos económicos.
Vivió solo treinta y un años, tiempo durante el cual consiguió componer musica excelente, de gran belleza e inspiración. Su talento creció a la sombra de Beethoven, a quien admiraba.
Su profesor de música se percató pronto de su talento y llegó a decirle: «No tengo nada más que enseñarle, el conocimiento lo ha recibido del buen Dios». 
A los once años entró como cantor en la Capilla Imperial, y consiguió una beca que le pagó los estudios en la escuela municipal de Stadkonvikt.
Pese a sus talentos, su padre pretendía que heredara su profesión, lo que motivó el enfrentamiento entre ambos y el abandono de la casa paterna.
Fuera del hogar y habiendo decidido ganarse la vida con la música,  se refugió en la casa de Franz von Schober.  Nunca logró mantenerse sólo con sus composiciones y necesitó de la generosidad de amigos, que lo acogían en sus respectivas casas.
No consiguió estrenar ni publicar ninguna de sus obras operísticas u orquestales.
Durante sus últimos años escribió piezas magistrales, fruto y reflejo de sus experiencias personales y siempre con el sello inconfundible de una inagotable inspiración melódica.
No fue reconocido en vida: después de su muerte, su arte comenzó a conquistar admiradores.
Schubert tenía solamente treinta y un años pero una gonorrea, complicada finalmente con una fiebre tifoidea, lo condujo a la muerte el 19 de noviembre de 1828. Se decía que hacía tiempo ya «andaba por el mal camino», se hablaba de su aficción al alcohol y la «sensualidad» -que lo llevó a tener relaciones esporádicas. Pero este lado oscuro de Schubert no le hace justicia a un hombre que en sus años de madurez padecía, según muchos biógrafos, de lo que actualmente llamaríamos trastorno bipolar.
Esto explicaría que grandes obras quedaran incompletas sin una razón explícita.